Cuando en el año 1575 aparecen en Córdoba las reliquias de sus Mártires, la objeción de que el cuerpo de San Zoilo se encontraba en Carrión de los Condes, es muy mal acogida por los cordobeses que rechazan tal afirmación y encomiendan el caso al docto cordobés Ambrosio de Morales quien finalmente, quitando la razón a su ciudad, dictamina que efectivamente, la mayor parte de los restos del Santo Mártir se encuentran en Carrión, mientras que en Córdoba pudo quedar alguna pequeña reliquia concedida por el infante Don Fernán Gómez a los mozárabes cordobeses, antes de partir (1070)
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